Toma de Decisiones

11.11.2020

Tomar decisiones significa tener libertad y ser quien se quiere ser, pero esta libertad conlleva una cierta madurez en la persona para poder asumir la responsabilidad del resultado de las elecciones. Por eso, es importante que este aprendizaje se inicie desde la infancia.

Enseñar al niño a tomar decisiones consiste en que el niño aprenda a valorar las diferentes opciones que se tienen, reflexionar sobre lo que implica cada elección, a escucharse, a saber decir no

Es claro que la toma de decisiones requiere de experiencias previas que nos sirvan para orientarnos a elegir la opción más acertada. Por este motivo, es necesario enseñar y acostumbrar a los niños a elegir activamente aunque sea sobre cosas "pequeñas" como por ejemplo, elegir la ropa que se van a poner; para que en el futuro, cuando sean adultos estén preparados para enfrentarse a elecciones más complejas.

Enseñarles a decidir y darles la seguridad necesaria para afrontar las consecuencias de sus elecciones es un trabajo que requiere esfuerzo, mucha dedicación y constancia por parte de los padres y, a medida que van creciendo los niños, también de los profesores.

La toma de decisiones es uno de los aspectos más trascendentales de la vida. Una tarea complicada cuyas consecuencias se debe afrontar con madurez y optimismo, pues no siempre resultan como deseamos.

Cada vez que tomamos una decisión, se activan en nuestro interior múltiples asociaciones entre pensamientos, emociones y recuerdos, y aunque esto ocurre muchas veces sin darnos cuenta, nos orientan hacia un resultado. Estas asociaciones se han aprendido a lo largo de nuestra experiencia de vida, y la mayoría de ellas tienen base en la infancia.

Podemos aprender a decidir, debemos ser libres para elegir y maduros/as para asumir los resultados de nuestras decisiones, y este aprendizaje se debe iniciar en la infancia.

Aprender a tomar decisiones es también un elemento fundamental a la hora de resolver problemas. Cuando sabemos tomar decisiones, la resolución de problemas se puede realizar en forma más distendida.

Los niños y las niñas no cuentan con experiencias previas que los puedan llevar a decantarse por unas alternativas u otras. Se enfrentan a acontecimientos nuevos y requieren de una preparación anterior para poderlos abordar, de ahí la importancia de enseñarles la manera más correcta de decidir.


Aprende a decir no 

Saber decir que no y establecer límites no es fácil, pero es muy necesario para sentirnos bien con nosotros mismos y con los demás. Cuando hablamos sobre la comunicación asertiva comentamos diferentes técnicas de comunicación que pueden resultar útiles en estas y otras situaciones. En este artículo nos centraremos en cómo poner límites y cómo decir que no de forma asertiva. 

a veces priorizamos las necesidades de los demás sobre las nuestras, y nos llegamos a sentir culpables si decimos que No ante una petición de otra persona, la culpa nos trae pensamientos del tipo: "si no lo hago soy un mal amigo", "soy un egoísta o una mala persona si no le ayudó", etc. Estos pensamientos suelen ser exagerados, evidentemente no soy una mala persona por no dejar nuestros planes a un lado para hacer lo que nos piden, o por priorizar mis intereses. No se trata de ser egoístas y ponernos por encima de los demás, pero tampoco ponernos por debajo, es una cuestión de equilibrio. Está muy bien ser generoso, altruista, ayudar, pero a veces llegamos al punto de "sacrificarnos" más de lo necesario, o de complicarnos la vida por no decir que no: hemos de valorar de forma objetiva cada situación. 

¿Cómo podemos decir que No, o poner límites, de buenas maneras? 

  1. Detectar las situaciones problemáticas: En primer lugar es importante reflexionar y detectar aquellas situaciones en las que hemos dicho que "si" cuando hubiéramos preferido decir que "no", o situaciones en las que consideramos que deberíamos haber puesto límites. ¿En qué contexto nos pasa? ¿Con quienes? ¿Hay personas con las que no nos pase? ¿ y personas con las que nos pase más a menudo? Toma nota de situaciones que hayas vivido en las que te haya costado decir que no, examinando con quién y en qué contexto.

  2. Analizar los pensamientos y emociones que hacen que digamos que sí cuando queremos decir no: ¿Qué pensamientos vienen a nuestra mente en esos momentos? ¿Cómo nos sentimos? ¿qué nos decimos a nosotros mismos? En este punto es importante detectar ideas irracionales y racionalizarlas. Puedes ampliar información sobre las ideas irracionales de Albert Ellis y evaluar tus pensamientos en función a esto.

  3. Analizar la intencionalidad del otro y expectativas que presuponemos: Se trata de reflexionar sobre las situaciones en las que nos cuesta decir que no, y analizar las intenciones que presuponemos en la otra persona ¿qué tipo de relación tengo con ella? ¿Creo que intenta manipularte o siento confianza? ¿Por qué quiere esta persona que diga que sí, qué beneficio le reporta? ¿y a mi? ¿qué expectativa estoy intentando cumplir hacia esa persona? ¿que creo que espera de mi? Como en el apartado anterior es importante detectar si mi preconcepto es realista y racional.

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Creciendo y aprendiendo con habilidad 
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